sábado, 24 de noviembre de 2012

Cafarnaúm: la casa de Pedro y la sinagoga

Su identificación se basa en el conjunto de los datos proporcionados por las fuentes literarias y la arqueología. Fue construida a mediados del siglo I a.C. Se conserva prácticamente toda la planta, bastante amplia, con unos muros de hasta un metro de altura.

Es de construcción irregular y sencilla, rústica, pero formando un bloque cerrado con una sola puerta exterior en el noreste. Los pavimentos estaban construidos a base de un lecho de piedras cubiertas con una capa de tierra apisonada.

Esta 1ª fase subsistió hasta el siglo IV, si bien desde el siglo I d.C. experimentó ciertos cambios al convertirse en un lugar de veneración y culto de la primera comunidad cristiana, lo que se llama iglesia doméstica: el pavimento de tierra se sustituyó por un revestimiento de mortero blanco, además de la decoración de las paredes con pintura.

Restos de la casa de San Pedro. Cafarnaún Durante la 2ª fase la domus-ecclesia fue ampliada y reforzada por un gran arco central y se construyó un nuevo pavimento policromado y algunos muros se pintaron de nuevo.

Todo el bloque de la antigua vivienda se aíslo del resto del poblado por un muro de 11 metros de perímetro con forma trapezoidal, con dos puertas al Norte y al Sur.

A esta fase se refiere Egeria cuando dice: “En Cafarnaún, la casa del príncipe de los apóstoles ha sido convertida en Iglesia, y sus paredes están como entonces”. Esto indica que la reforma respetó la estructura original primitiva.

En la investigación aparecieron gran cantidad de fragmentos con restos de dibujo policromo y cantidad de grafitos en griego, arameo, latín,…, que demuestran el carácter cristiano de la casa de Pedro.

La 3ª fase se corresponde con la iglesia octogonal de mediados del siglo V, construida sobre la casa de Pedro. Tenía un templete central sobre el lugar de culto de la fase anterior y un pórtico exterior abierto que la circundaba por cinco de sus lados. El extremo oriental terminaba en un arco y ábside dentro del cual pueden verse restos del baptisterio. El pavimento era de mosaico, destacando el del octógono interior, que representa un pavo real.
La sinagoga se hallaba construida sobre una plataforma, lo que realzaba la blancura de sus piedras calcáreas, con una decoración muy atrevida, alejada de los cánones del judaísmo, que la hacía resaltar con respecto a las casas de basalto oscuro, lo que la convertía en símbolo de la riqueza y prestigio de la ciudad.
El edificio, de estilo helenístico-romano, se componía de dos partes principales: la sala de oración, de planta rectangular y tres naves, orientada en dirección N-S, y un patio porticado al este, de planta trapezoidal.

Las naves se hallaban separadas por las filas de columnas que sostenían los muros perimetrales y una galería de las mismas dimensiones que el deambulatorio. No es ésta la sinagoga en la que predicó Jesús, como se ha afirmado muchas veces y no hay seguridad de que la sinagoga del siglo IV esté en el emplazamiento exacto de la sinagoga construida por el centurión en el siglo I.

Es discutida la funcionalidad de una pequeña sala exterior cuadrada adosada al muro, aunque parece claro que tenía una dependencia estrecha con la sinagoga. También se ha discutido sobre el origen de algunos juegos conservados en ciertas losas del patio, aunque hay motivos para pensar que son de origen árabe.

La investigación arqueológica parece haber zanjado la polémica sobre el origen de la sinagoga. La estratigrafía muestra que el edificio principal y la salita norte fueron construidos a finales del siglo IV. En cambio el patio oriental fue construido en una segunda fase, avanzado ya el siglo V. Cerca de la puerta de salida todavía pueden verse algunas piedras de la sinagoga con la Menorá o Candelabro de Siete Brazos y un militar de tiempos de Adriano.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Cafarnaum, la ciudad de san Pedro

Cuando, a los pocos días, volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos, que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la Palabra". (Mc 2, 1-2)

El nombre Cafanaún es una palabra de origen semita, compuesta por kefar (pueblo) y Nahum (nombre de una persona). En la época de Jesús fue una de las ciudades más importantes situadas sobre el lago de Tiberiades.

Varios sucesos importantes de la vida de Jesús sucedieron aquí: la llamada de los discípulos, la curación de la suegra de Pedro, el milagro del paralítico, la curación del siervo del Centurión, la resurrección de la hija de Jairo, así como las primeras discusiones con los escribas y fariseos.

A mediados del siglo I d.C. se formó la comunidad de judeocristianos, llamados Nazarenos y conocidos en Cafarnaún como los Minim, nombre que los judíos daban a los herejes; ellos fueron los que conservaron la memoria de los lugares y tradiciones cristianas en Cafarnaún y otros lugares desde sus orígenes.

En el siglo V pasó a manos de una nueva comunidad de fieles no judíos, a quienes se debe la construcción la iglesia octogonal.

En el siglo VII tanto la sinagoga como la iglesia octogonal bizantina fueron abandonadas, lo que sugiere que Cafarnaún estuvo ocupada por musulmanes durante los dos siglos previos a su abandono total, en el siglo IX.

En la investigación arqueológica se han encontrado restos de ocupación de la época en que empezó a extenderse la vida urbana, a comienzos del tercer milenio antes de Cristo. No se han encontrado restos de la Edad de Hierro, pero sí del periodo persa, helenístico, romano y bizantino, periodos de mayor expansión del poblado.

En 1838 comenzaron las excavaciones arqueológicas y en 1894 las ruinas de la sinagoga y parte de su entorno fueron adquiridas por la Custodia de Tierra Santa, con lo que los franciscanos evitaron el destrozo de las ruinas por parte de los beduinos.

Las investigaciones arqueológicas tomaron un nuevo impulso en la primera década del siglo XX. En 1905 excavaron en la sinagoga los alemanes Kohl y Watzinger, labor continuada por el franciscano Wendelin von Menden; el franciscano Gaudencio Orfali comenzó a descubrir la iglesia octogonal y a reconstruir la sinagoga.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Método Polis para enseñar idiomas

El método Polis se inspira en cuatro modelos de enseñanza de idiomas que han resultado especialmente eficaces:
1) Los ulpanes de hebreo en Israel, que han permitido a centenares de miles de nuevos inmigrantes dominar en tiempo récord una lengua considerada difícil, gracias a un proceso de inmersión total en el idioma y a una implicación constante de los estudiantes en el proceso de aprendizaje. Es el llamado método natural: se emplea en la clase exclusivamente el idioma enseñado y no se recurre a ninguna traducción al inglés o al hebreo.

2) El método «Reacción Física Inmediata» (Total Physical Response), según el cual el aprendizaje de idiomas extranjeros debe hacerse siguiendo el proceso a la vez físico y oral de adquisición de la lengua madre, en el que a las fases de aprendizaje pasivo siguen otras de aprendizaje activo. Del mismo modo que un niño se comunica físicamente con sus padres antes de poder hacerlo verbalmente, el adulto en fase de aprendizaje de una lengua extranjera es animado a sugerir tanto a través de gestos como de palabras la comunicación de un enunciado.

Este método es especialmente útil en las dos primeras sesiones de aprendizaje, cuando una persona descubre un nuevo idioma en el nivel uno. En esos casos, viene bien que el profesor tenga a un asistente para esas dos primeras clases. En youtube se puede ver cómo se emplea este método en la primera clase de griego. http://www.youtube.com/watch?v=tJrGaOF-bOw

Más adelante, incluso en niveles más avanzados, viene bien recurrir a este método de manera puntual, cuando se descubre un nuevo tiempo verbal. En castellano por ejemplo, par aprender el pretérito, se le puede decir a un estudiante: Ven. Cuando haya venido, se le pregunta: ¿Qué hiciste? Y contesta: Vine.
Entonces el profesor dice: Viniste y pregunta a la clase: ¿Qué hizo?. Todos: Vino
Después se repite la operación llamando a dos estudiantes, para usar el plural. Y se vuelve a hacer lo mismo con una serie de verbos de la misma conjugación, para que asimilen el pretérito.

En Polis se aplica también el instrumento de la «Reacción Física Inmediata» a las llamadas lenguas «muertas», que nos proponemos enseñar como lenguas vivas. Poniendo en práctica todas las facultades cognoscitivas del alumno, se facilita el aprendizaje de la gramática y del vocabulario, y esto permite, al cabo de dos años académicos, leer y comprender un texto sencillo griego o latino sin diccionario y sin traducción.
3) El método del Story Telling. Consiste en contar una historia, adaptada al nivel de vocabulario y morfología que conozcan los estudiantes. Uno o dos estudiantes pueden constituirse en actores de la historia, y a medida que el profesor la va contando, ellos actúan lo narrado. Cada dos frases, el profesor hace varias preguntas sobre lo contado, que son muy sencillas de responder y desarrollan en el estudiante los esquemas sintácticos y el vocabulario. Las frases tienen que ser sencillas y fáciles de entender.

Ejemplo: Profesor: ¨Había una vez un rey en Suecia que tenía dos hijos.¨
Preguntas a los estudiantes: ¿Cuántos hijos tenía el rey?
¿Dónde estaba el rey que tenía dos hijos?

Este método es muy efectivo para desarrollar la competencia lingüística de los alumnos. Se le puede dedicar una sesión de 45 minutos por semana, en cuanto los alumnos tengan un mínimo de vocabulario. Al final de la sesión, se le puede pedir a un alumno que cuente toda la historia.

4) El trabajo por grupos de tres alumnos. Para multiplicar el tiempo en el que el alumno habla el idioma en clase, viene bien hacer, cada dos horas, sesiones de 20 minutos en los que los alumnos hablan entre sí a partir de un esquema que se escribe en la pizarra o dándoles a los alumnos unas fichas con preguntas para que se hagan preguntas unos a otros. El profesor va entonces de grupo en grupo, corrigiendo sólo los errores principales. Lo esencial aquí es que hablen, y poco a poco se irán limando los errores.

sábado, 3 de noviembre de 2012

La purificación de la Virgen


Maqueta del Templo de Herodes que se encuentra en el Israel Museum. FOTO: ALBERTO PERAL- ISRAEL TOURISM.
Maqueta del Templo de Herodes que se encuentra en el Israel Museum. FOTO: ALBERTO PERAL- ISRAEL TOURISM.
Todavía impresionados por las palabras de Simeón, a las que siguió el encuentro con la profetisa Ana, san José y la Virgen se dirigirían a la puerta de Nicanor, situada entre el atrio de las mujeres y el de los israelitas. Subirían las quince gradas de la escalinata semicircular para presentarse ante el sacerdote, que recibiría las ofrendas y bendeciría a la joven esposa mediante un rito de aspersión. Con esa ceremonia quedó rescatado el Hijo y purificada la Madre.

 
–¿Te fijas?, escribió san Josemaría contemplando la escena. Ella –¡la Inmaculada!– se somete a la Ley como si estuviera inmunda.
¿Aprenderás con este ejemplo, niño tonto, a cumplir, a pesar de todos los sacrificios personales, la Santa Ley de Dios?
¡Purificarse! ¡Tú y yo sí que necesitamos purificación! –Expiar, y, por encima de la expiación, el Amor. –Un amor que sea cauterio, que abrase la roña de nuestra alma, y fuego, que encienda con llamas divinas la miseria de nuestro corazón.(Santo Rosario, IV misterio gozoso).


La Iglesia condensa los aspectos de este misterio en su oración litúrgica: “Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia” (Cfr. Misal Romano, Oración colecta en la fiesta de la Presentación del Señor).

J. Gil
www.es.josemariaescriva.info